Teoría del gasto creciente: por qué si ganas más, gastas más

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Es una de las paradojas más comunes en las finanzas personales: trabajas duro, consigues ese esperado aumento salarial, ves cómo tu nómina crece y, sin embargo, sigues sin conseguir ahorrar de forma consistente. Parece que tus gastos siempre se expanden para ocupar la totalidad de tus ingresos, sin importar lo que ganes. Este fenómeno se conoce como la teoría del gasto creciente, también llamado “inflación del estilo de vida” o Lifestyle Creep.

Si te sientes identificado o simplemente quieres conocer qué es este fenómeno, continúa leyendo y descubre cuáles son sus causas y las estrategias para que tu aumento de sueldo beneficie a tu futuro, no solo a tus facturas.

¿En qué consiste la teoría del gasto creciente?

La teoría del gasto creciente describe la tendencia, natural y progresiva, a incrementar los gastos y el nivel de vida en proporción directa al aumento de los ingresos. En esencia, cada vez que ganas más dinero, redefines tu umbral de lo que consideras “necesario” o “normal”. La parte más negativa es que, aun alcanzando un escenario económico que mejora, no mejora en la misma medida tu capacidad de ahorro.

El motor psicológico de este fenómeno es la adaptación hedónica, un concepto que explica cómo los humanos se acostumbran rápidamente a las nuevas circunstancias positivas. Ese coche nuevo, esa casa más grande o ese restaurante más exclusivo trae un pico de felicidad, aunque solo temporalmente. Al poco tiempo, ese nuevo estándar se convierte en la “nueva normalidad” y entonces se requiere otra mejora para sentirse igual de bien, como explican desde Mapfre.

Este ciclo vicioso se puede ver claramente en un ejemplo: ganas 500 euros más y decides mudarte a un piso 300 euros más caro. Te quedan 200 euros extra, pero ahora gastas 100 euros más en ocio porque sientes que puedes permitírtelo. En definitiva, ganas más, pero no ahorras más, al menos, de lo que ya lo hacías.

Las causas invisibles que impulsan el gasto

El gasto creciente no suele ser fruto de una mala gestión intencionada, sino de una combinación de factores psicológicos y sociales. Entre ellos:

  • La comodidad y las recompensas: la causa interna más poderosa. Tras un periodo de esfuerzo, puedes sentir que mereces una recompensa, lo que te lleva a justificar compras impulsivas o a sustituir productos de buena relación calidad-precio por sus versiones premium. Por ejemplo: elegir un taxi en lugar de transporte público o cambiar el café de casa por el de la cafetería de moda.
  • Presión social y la comparación: el factor externo. Al ascender profesionalmente, es común que tu círculo social o laboral también cambie. La necesidad de estar a la altura o de mostrar un nivel de éxito -comprar la misma marca de ropa, elegir el mismo destino vacacional- te empuja a gastar más de lo que querrías.
  • El gasto hormiga de lujo: no siempre son grandes compras, de hecho suelen ser pequeños incrementos constantes: más suscripciones a plataformas, comidas a domicilio más frecuentes o el upgrade constante a la última versión tecnológica. Individualmente son irrelevantes, pero en conjunto devoran el aumento salarial.
  • Falta de automatización en el ahorro: la mayoría de las personas ahorra lo que le sobra al final del mes. Si el aumento de sueldo entra en la cuenta de gastos y no se deriva automáticamente al ahorro, el cerebro lo interpreta como capital disponible y lo gasta.

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Implicaciones reales en tu futuro económico

Las consecuencias del gasto creciente son graves a largo plazo, ya que atacan la base de tu estabilidad financiera.

  • Dependencia financiera crónica: el gasto creciente eleva tu ritmo de vida. Por ejemplo, si antes necesitabas 1.500 euros para cubrir tus gastos básicos, ahora necesitas 2.500 euros. Como consecuencia, si pierdes tu fuente de ingresos, tu colchón de seguridad se agotará mucho más rápido porque tu nivel de vida se ha vuelto insostenible sin ese alto salario.
  • Anulación del ahorro y la inversión: tu tasa de ahorro se estanca. El capital que debería ir a tu jubilación, a tu fondo de emergencia o a inversión se destina a cubrir ese nuevo nivel de gasto, retrasando tus metas de libertad financiera.
  • Incapacidad para asumir riesgos: al estar comprometido tu nuevo ingreso con nuevos pasivos y gastos fijos, pierdes la flexibilidad para asumir riesgos calculados como invertir en un negocio propio o cambiar de carrera.

Medidas para gestionar el gasto creciente de forma inteligente

Controlar el incremento de gastos es una batalla que se gana con disciplina y automatización. Para ello te dejamos una lista de medidas para evitar que cuando entre más dinero no siempre implique un mayor gasto.

  1. Págate (y no prémiate) a ti mismo primero: cuando recibas un aumento salarial o una bonificación, la regla de oro es automatizar el ahorro. Configura la transferencia del 50% o el 75% de ese extra a una cuenta de ahorro o inversión antes de que el dinero toque tu cuenta de gastos corrientes. Para ello, apóyate en las herramientas de ahorro automático de tu banco.
  2. El factor 50/50 con los aumentos: si recibes un aumento, destina el 50% de la nueva cantidad al ahorro -tu futuro- y permite que el 50% restante se utilice para mejorar tu estilo de vida -el presente-. Esto satisface la necesidad psicológica de la recompensa sin hipotecar tu futuro.
  3. El periodo de espera de 30 días: si sientes el impulso de hacer una compra significativa, oblígate a esperar 30 días. Si pasado ese mes el deseo persiste, es probable que la compra esté alineada con tus valores. Si no, habrás evitado un gasto innecesario.
  4. Define el “suficiente”: haz un ejercicio de introspección: ¿qué nivel de vida realmente te hace feliz y qué gastos están motivados por la comparación social? Mantener el foco en tus objetivos personales, y no en los de tus “vecinos”, es la defensa más fuerte para luchar contra la teoría del gasto creciente.
  5. Rodéate de recursos útiles para tu día a día: desde métodos de ahorro que aún no hayas probado, como el reto de las 52 semanas, o las propias aplicaciones que utilices de forma habitual, como el informe de gastos de tu app de banca móvil.

Tu salud financiera no se mide por cuánto ganas, sino por cuánto retienes. Controlar la inflación de tu estilo de vida es uno de los pasos más importantes para asegurar un futuro económico sólido y sin dependencia. Otro de ellos, es aprender a organizarte sabiamente para reducir gastos.

Recuerda que los contenidos de este blog tienen carácter informativo. Cualquier actuación motivada por su contenido o por la interpretación de las normas a las que hace referencia deberá ser analizada de forma específica teniendo en cuenta la situación particular de que se trate.

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