Qué es una coinversión, cómo funciona y tipos

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En el mundo de las inversiones existen tantos términos que es normal confundirse. Pero hoy en día no hace falta ser un experto para empezar a entenderlos (o aprovecharlos). Cada vez más personas se animan a invertir con cabeza, y por eso empieza a sonar con fuerza una palabra: coinversión. Y aunque al principio pueda parecer algo muy técnico, lo cierto es que es más sencillo de lo que parece… y bastante interesante si se busca invertir en conjunto.

Coinversión: qué es

La coinversión es una forma de inversión colaborativa en la que dos o más partes acuerdan aportar determinado capital para financiar un proyecto concreto, compartiendo tanto los posibles retornos como los riesgos. En otras palabras, en lugar de poner todo tu capital, te unes a otras personas o entidades y hacéis una inversión conjunta, o inversión participativa, en un proyecto concreto, como explican desde Goldman Sachs.

El modelo de coinversión puede darse entre particulares, empresas o socios estratégicos que unen fuerzas para entrar en un negocio que, de forma individual, resultaría inaccesible o demasiado arriesgado. Siempre teniendo en cuenta que todos los coinversores ponen su propio capital, bajo unas condiciones pactadas, y alinean sus intereses en torno a un objetivo común.

Cómo funciona una coinversión

La coinversión puede variar según el tipo de inversión y las características propias acordadas en la inversión conjunta. Pero en general sigue una estructura básica que funciona de la siguiente forma:

  • Surge una oportunidad de inversión. Generalmente, un inversor principal detecta un proyecto de alto interés, puede ser un edificio, una empresa, una startup, etc.
  • Se analiza el proyecto. Antes de poner la inversión sobre la mesa, es necesario hacer un análisis de viabilidad (también conocido como due diligence), donde se revisa la viabilidad del proyecto, los riesgos, el retorno esperado, etc.
  • Acuerdo de coinversión. Se define cuánto invierte cada uno de los socios, qué porcentaje tiene, qué derechos y obligaciones hay y cómo se reparten los beneficios (si los hay). Todo eso queda recogido en un acuerdo de coinversión.
  • Capital. Una vez firmado el acuerdo, los coinversores hacen su aportación de capital según lo acordado. Esa inversión se destina directamente al proyecto.
  • Gestión y seguimiento. El proyecto arranca. Lo habitual es que haya un inversor líder o una persona responsable que se encarga de la gestión del día a día. Aun así, los coinversores suelen estar informados del avance mediante informes periódicos o reuniones.
  • Distribución. Si el proyecto genera beneficios, se reparten en función de lo pactado. En algunos casos, esos retornos llegan poco a poco (por ejemplo, con ingresos por alquiler), y en otros se concentran al final, cuando se vende el activo o se liquida la operación.

Tipos de coinversión

No todas las inversiones conjuntas funcionan igual. Hay distintos tipos de coinversión según el nivel de implicación que tengan los inversores.

Coinversión operativa

Los socios no solo invierten el capital, sino que también participan activamente en la gestión del proyecto. Es habitual entre empresas o emprendedores que no solo quieren posibles rentabilidades, sino también aportar su experiencia, red de contactos o visión de negocio.

Coinversión corporativa

En este caso, los coinversores aportan capital pero no se implican tanto en la gestión como en el tipo operativo. Lo habitual es que un fondo o una gestora lidere la operación y ofrezca a otros entrar como socios “pasivos”. Se utiliza en los casos de capital de riesgo, inmobiliario o infraestructuras.

Ventajas de la coinversión

Invertir en grupo no solo sirve para repartir gastos, también puede abrir otras puertas. Por eso la coinversión se ha vuelto una opción cada vez más conocida. Estas son algunas de las ventajas más destacadas de la coinversión:

  • Más oportunidades al alcance. La coinversión permite entrar en proyectos más potentes sin necesidad de asumir todo el coste. Al compartir el capital entre varios, se reduce la exposición.
  • Diversificación. Al repartir tu dinero en varios proyectos de coinversión, puedes cubrir distintos sectores y tipos de activos.
  • Menor carga. En muchas coinversiones hay un inversor que lidera la gestión. Eso significa que puedes participar en la operación sin tener que estar encima del día a día.
  • Más confianza. Cuando un proyecto suma a varios coinversores, gana peso. No solo a ojos de los que invierten, también para socios, entidades financieras o posibles aliados.
  • Recursos y oportunidades. Una coinversión no solo pone más dinero sobre la mesa. También une conocimientos, experiencia, contactos… que pueden marcar la diferencia para que el proyecto avance, se expanda o crezca más rápido.

Desventajas de la coinversión

No hay modelos perfectos cuando se trata de invertir, y la coinversión no es la diferencia. Estas son algunas de las desventajas que es necesario considerar.

  • Conflicto de intereses. Cuando varias personas invierten en un mismo proyecto, van a surgir distintas opiniones. El problema aparece cuando esas diferencias ralentizan decisiones clave o generan bloqueos.
  • Control. En la mayoría de las coinversiones hay alguien que lidera la gestión. Y eso, aunque alivia carga, también implica ceder el control.
  • Costes. Participar en una coinversión también implica asumir ciertos gastos: honorarios de gestión, costes legales, comisiones…

Como cualquier modelo de inversión, la coinversión no está libre de riesgos. Compartir capital con otros inversores puede abrirte muchas puertas, pero también exige claridad, compromiso y una buena gestión desde el principio. No hay fórmulas infalibles: cada operación tiene sus particularidades y lo que funciona en un proyecto puede no encajar en otro.

Lo importante es entender bien cómo funciona este modelo, analizar cada oportunidad con cabeza y conocer el perfil de riesgo de los inversores. Porque hacer una inversión conjunta no elimina el riesgo, simplemente lo reparte. Y aunque eso puede dar una sensación de seguridad, también implica confiar en otras personas y aceptar que no siempre se tendrá todo bajo control.

Al final, la coinversión es una opción más dentro del mundo de las inversiones. Una que combina colaboración y estrategia, además de otros factores como la situación personal. Y como toda inversión, no está exenta de riesgos, y que ninguna rentabilidad pasada garantiza rentabilidades futuras.

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