Cuando se habla de emprendimiento, los términos “autónomo” y “pyme” a menudo se usan de forma indistinta, generando una confusión muy común. Si bien ambos se refieren a personas y entidades que impulsan la actividad económica, la diferencia entre pyme y autónomo va más allá del tamaño. Entender quién es quién es un paso crucial para cualquier persona que esté pensando en iniciar un negocio.
Respondemos a las dudas frecuentes de si un autónomo es una pyme, qué se considera una pyme, qué se entiende por autónomo y cuáles son aquellos puntos que diferencian a ambos, ¡continúa leyendo!.
- ¿Qué es una pyme?
- ¿Qué es un autónomo?
- Principales diferencias entre pymes y autónomos
- Autónomo societario
¿Qué es una pyme?
La Unión Europea define pyme como “empresas que ocupan a menos de 250 personas y cuyo volumen de negocios anual no excede de 50 millones de euros o su balance general anual no excede de 43 millones de euros”, como recoge el Reglamento (UE) nº 651/2014 de la Comisión. Si estos criterios también se cumplen por parte de un autónomo, este es considerado como una pyme a nivel económico, aunque a nivel jurídico sigue siendo una persona física, y aquí reside la primera y principal diferencia entre pyme y autónomo.
Como explican desde el Plan de Recuperación, según su tamaño, se pueden encontrar distintos tipos de pymes:
Categoría | Empleados | Volumen de negocio | Balance general |
Medianas | Menos de 250 | Hasta 50 M€ o menos | Hasta 43 M€ o menos |
Pequeñas | Menos de 50 | Hasta 10 M€ o menos | Hasta 10 M€ o menos |
Microempresas | Menos de 10 | Hasta 2 M€ o menos | Hasta 2 M€ o menos |
¿Qué es un autónomo?
Un autónomo es un trabajador por cuenta propia que realiza una actividad económica a cambio de una remuneración, sin sujeción a un contrato de trabajo, de forma habitual y personal. Por tanto, a nivel jurídico, funciona como persona física. Esto los diferencia de una pyme que, debido principalmente a su volumen del negocio (empleados, socios, capital), suelen establecer su personalidad jurídica como sociedades mercantiles.
Principales diferencias entre pymes y autónomos
Además de la distinción en la forma jurídica y la naturaleza de la persona que emprende, que representa el punto de más diferencia entre pyme y autónomo, hay otros aspectos a tener en cuenta.
Responsabilidad patrimonial
En el caso de los autónomos, la responsabilidad es ilimitada y personal. Esto significa que responde por las deudas del negocio con todo su patrimonio, tanto profesional (bienes de la empresa) como personal (ahorros, casa, coche, etc.). La principal desventaja de ser autónomo.
Sin embargo, en el caso de una pyme la responsabilidad de los socios es limitada al capital aportado a la sociedad, como en el caso de una SL o SA. En caso de deudas, los acreedores tienen que reclamar los bienes a nombre de la empresa, protegiendo así el patrimonio personal de los socios.
Alta o constitución
El alta como autónomo es un proceso relativamente sencillo, rápido y económico, que se realiza a través de la Agencia Tributaria y la Seguridad Social. Para ello no se requiere un capital social mínimo.
En cuanto a la constitución de una pyme, el proceso es más complejo y costoso, esta implica la redacción de estatutos sociales, la aportación de un capital social mínimo (desde 1€ según la Ley Crea y Crece), la firma ante notario y la inscripción en el Registro Mercantil.
Tratamiento fiscal
La fiscalidad es otro de los pilares que separan a ambas figuras. Para los autónomos, los beneficios se gravan a través del IRPF. Este impuesto es progresivo, lo que significa que el porcentaje a pagar aumenta a medida que lo hacen los ingresos. Aunque, si tienes dudas, échale un ojo a la herramienta de Hacienda para saber qué impuestos paga un autónomo.
En el caso de las pymes, los beneficios se gravan a través del Impuesto de Sociedades (IS), cuyo tipo impositivo para los casos generales es del 25%, aunque existe un tipo reducido del 15% para nuevas empresas. A partir de cierto nivel de ingresos, el tipo fijo del IS puede resultar más ventajoso que la escala progresiva del IRPF.
Contabilidad
Otra diferencia más entre pyme y autónomo reside en sus obligaciones mercantiles y de gestión. Si bien ambos pueden deducir los gastos necesarios para el desarrollo de su actividad, la contabilidad de una sociedad permite una mayor rigurosidad y control sobre la gestión fiscal. Esta transparencia ofrece una mayor confianza a terceros (bancos, proveedores, inversores) y puede abrir la puerta a más deducciones específicas.
Es decir, la pyme está obligada a llevar una contabilidad formal y completa según el Plan General de Contabilidad, que incluye libros de diario, de inventario y de cuentas anuales.
Por su parte, las obligaciones contables del autónomo son más sencillas. Generalmente basta con llevar libros de ingresos, gastos, bienes de inversión y provisiones. El nivel de formalidad administrativa aumenta considerablemente al pasar de autónomo a sociedad.
Autónomo societario
Por último, existe la figura del autónomo societario. Este es un autónomo que es socio de una sociedad mercantil, en la que trabaja, mientras se beneficia de la responsabilidad limitada de la sociedad. Es decir, responde ante las posibles deudas con el patrimonio de la sociedad y no el particular.
Aunque para ello, el autónomo societario debe cumplir con alguno de estos requisitos:
- Tener al menos el 25% de las participaciones de una sociedad y ejecutar labores de dirección o gerencia.
- Tener al menos el 33% del capital de la empresa y trabajar en ella.
- No tener participaciones pero sí convivir con uno de los socios que al menos tenga el 50% del capital.
Ahora bien, por su condición de autónomo, esta persona asume las obligaciones del RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos) y, por tanto, su cuota de autónomo correspondiente.
Como puedes comprobar, la elección entre ser autónomo o constituir una pyme no es trivial. Depende de factores clave como el volumen de negocio, la necesidad de financiación, la visión de crecimiento a largo plazo y, sobre todo, el nivel de riesgo que estés dispuesto a asumir.
La figura del autónomo es ideal para nuevos proyectos, con bajos costes y riesgos asumibles. Sin embargo, si tu negocio crece, contratas personal y tus beneficios se disparan, dar el salto a una sociedad puede ser el camino más útil para proteger tu patrimonio, optimizar tu fiscalidad y proyectar una imagen de mayor solidez.
Ahora que ya sabes qué son los autónomos y las pymes en España, y cuáles son sus diferencias, tal vez te interese conocer la fórmula de la pluriactividad o las medidas de ciberseguridad para pymes y autónomos más interesantes.
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