¿Te suena el concepto de salud financiera? En términos generales, contar con una buena salud financiera personal es sinónimo de tener tus gastos bajo control, carecer de deudas y disponer de ahorros suficientes para el presente y futuro. En este post descubrimos todo lo que necesitas saber acerca de cómo mejorar tu salud financiera. ¡Toma nota!
- Qué es la salud financiera personal
- Cómo se mide la salud financiera personal
- Cómo mejorar la salud financiera
- Importancia de analizar nuestra salud financiera
Qué es la salud financiera personal
La definición de salud financiera es el equilibrio entre ingresos, gastos, ahorro y deuda, que comprende la correcta gestión de la economía personal o empresarial para poder hacer frente a posibles imprevistos. Esto se traduce en un estado de bienestar que da lugar a la salud financiera plena. En pocas palabras: gastar con cabeza, evitar agobios por facturas y tener un colchón para imprevistos o metas a futuro.
Para lograr esta salud es importante la educación financiera. Es decir, informarse y formarse en conceptos económicos, como qué es la inflación, cómo funciona una hipoteca o qué diferencia hay entre invertir y ahorrar es básico para moverse bien en el día a día y para poder gestionar eficientemente el dinero. Así como disponer de recursos financieros y saber cómo administrarlos.
Cómo se mide la salud financiera personal
Existen ocho indicadores que miden el estado de la salud financiera personal, según un estudio del Center for Financial Services Innovation (CFSI).
Menos gastos que ingresos
Para que tu salud financiera sea buena, es fundamental empezar a gastar menos de lo que se gana. Puede parecer obvio, pero muchas veces los gastos fijos o las compras impulsivas desajustan el presupuesto. Lo ideal es revisar ingresos y gastos con frecuencia y recortar lo innecesario. Así podrás ahorrar y estar alerta a situaciones imprevistas que pueden producirse.
Para mejorar este indicador se puede calcular la cantidad total de ingresos y gastos a los que se ha hecho frente en el último año y analizar los movimientos financieros que hay cada mes.
El pago de las facturas, al día
Pagar las facturas a tiempo (suministros, suscripciones…) y en su totalidad es imprescindible si queremos administrar adecuadamente nuestras finanzas diarias, por ejemplo, la cuota de la hipoteca.
Ahorros en productos financieros líquidos
Es muy importante contar con ahorros suficientes en productos financieros líquidos, para de esta manera evitar contraer deudas y disponer de un fondo de emergencia.
Para conseguirlo es recomendable transferir una cantidad determinada de dinero de forma periódica al producto de ahorro que mejor se adapte a tu situación personal.
Activos a largo plazo
Además de tener cubierto el corto y medio plazo, disponer de capital suficiente para afrontar los gastos a largo plazo te salva de recurrir a créditos o endeudarte ante un imprevisto.
Buen nivel de deuda
Tener deudas no es malo si están controladas. El problema es cuando los pagos mensuales ahogan el presupuesto. Lo recomendable es que las deudas no superen el 35-40% de los ingresos netos. Un ejemplo de salud financiera óptima es saber cómo gestionar tus deudas. Para esto es importante tener los pagos de las tarjetas de crédito al día.
Historial de crédito saludable
Las personas con mejor salud financiera son las que tienen un buen scoring y no suponen ningún riesgo para los prestamistas o acreedores. Pagar a tiempo es clave para mantener una buena puntuación.
Seguros adecuados
Contratar seguros de baja calidad suele producir en las personas una sensación falsa de protección. Para adquirir estos productos lo mejor es tener en cuenta variables como el tamaño de la familia o el nivel de cobertura que se va a necesitar.
Planificación de gastos
Hacer presupuestos mensuales o anuales, con metas claras, ayuda a tomar mejores decisiones financieras.
Cómo mejorar la salud financiera
La buena noticia es que cualquier persona puede mejorar su salud financiera con algunos hábitos prácticos. Toma nota y descubre cómo tener una buena salud financiera:
Llevar un control diario de los gastos
Anotar en qué se va el dinero (ya sea en una app o una libreta) es el primer paso fundamental. Clasifica tus gastos para analizarlos, saca conclusiones, establece límites y haz un seguimiento continuo (por lo menos una vez al mes) para no caer en compras innecesarias.
Ahorrar
Está claro que ahorrar siempre es necesario, especialmente para contar con un colchón para posibles imprevistos en el futuro. Pero ahorrar no es guardar lo que sobra, sino reservar una parte al principio del mes
Aunque la inflación puede afectar al ahorro por la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores, lo más conveniente es empezar a convertir el ahorro en un hábito. Es decir, en nuestro día a día podemos, desde fijar cantidades concretas para gastar en ocio, hasta llevar a cabo un consumo responsable en el hogar (adquirir electrodomésticos eficientes, economizar el uso de la luz…).
Controlar la deuda
Si existen deudas, para reducirlas lo primero que hay que hacer es no acumular más obligaciones financieras y evitar pedir préstamos o recurrir a tarjetas de crédito. El siguiente paso es planificar el pago de estas deudas.
Para controlar la deuda se puede aplicar esta fórmula: sumar todas las cuotas de nuestros préstamos y comprobar que el resultado no sea superior al 35 o 40% de los ingresos netos, como ya comentamos.
Planificar y optimizar el dinero
Planificarse es esencial, y una cosa que podemos hacer es calcular el patrimonio que tenemos para conocer nuestro estado financiero. Así, sumamos: lo que tenemos en la cuenta, el valor de nuestra vivienda y lo que hemos invertido (si hemos realizado alguna inversión). A este resultado le restamos las deudas. El total de lo que se tiene menos lo que se debe es el valor neto.
Recuerda que siempre hay que estar alerta para afrontar cualquier situación que no esperamos: reducción de los ingresos, gastos imprevistos o aumento de los intereses de los productos que adquirimos.
Importancia de analizar nuestra salud financiera
Revisar cómo está nuestra salud financiera no es un capricho: es lo que permite tomar decisiones con sentido, anticiparse a problemas y vivir con más tranquilidad. Y es que optimizar tu salud financiera incluye, entre otras cosas: ser consciente de tus ingresos, hacer un control de los gastos y evitar los innecesarios, y ahorrar lo máximo que se pueda.
Para empezar a ahorrar podemos probar a utilizar la regla del ahorro 50 30 20, que se basa fundamentalmente en utilizar los ingresos de la unidad familiar con visión anual de la siguiente forma:
- El 50% se dedica a los gastos básicos (vivienda, educación, etc.)
- El 30% se dedica a los gastos prescindibles (ocio, viajes, vacaciones, etc.)
- El 20% se dedica al ahorro.
Además de todos los factores que hemos mencionado, también es importante tener una actitud positiva, organizar bien la información y ser constante. ¡La salud financiera es lo primero!
Recuerda que los contenidos de este blog tienen carácter informativo. Cualquier actuación motivada por su contenido o por la interpretación de las normas a las que hace referencia deberá ser analizada de forma específica teniendo en cuenta la situación particular de que se trate.